Somos muchas las personas que tenemos plantas en nuestro hogar, y no es de extrañar: además de aportar ese toque fresco y natural que combina a la perfección con cualquier diseño de interiores —incluido el siempre acogedor y hogareño estilo escandinavo—, las plantas contribuyen a purificar el aire, equilibrar los niveles de humedad y mejorar nuestro estado de ánimo. Incluso se ha demostrado que pueden ayudarnos a concentrarnos mejor cuando trabajamos desde casa, algo fundamental en los tiempos tan estresantes en los que vivimos.
Ahora bien, cuidar de nuestras plantas no se trata únicamente de regarlas cuando nos acordamos ni de regarlas siempre dos o tres veces por semana de manera automática y sin tener en cuenta las necesidades de las plantas, saber darles lo que “nos piden”. Es decir, que los cuidados son una forma de arte que requiere de atención, capacidad de observación, conocimiento e intuición.
Especialmente cuando llega el verano, esa época del año en la que el clima se hace más extremo: las temperaturas suben, los días se alargan y el calor puede convertirse en un enemigo silencioso para nuestras queridas compañeras vegetales. Uno de los aspectos más importantes es saber cada cuánto regar las plantas en verano, porque, aunque no lo parezca, hasta la hora del día en que lo hagamos puede marcar la diferencia.
¿Cada cuánto regar las plantas en verano?
Esta es, sin duda, una de las preguntas más habituales que nos suelen preguntar nuestros clientes. Y, como suele pasar en el extraordinario y extenso mundo de la botánica, no existe una respuesta universal. ¿Por qué? Porque depende de muchos factores.
Primero, el tipo de planta. No todas las especies absorben el agua con la misma intensidad. Por ejemplo, una sansevieria o “lengua de suegra” necesita mucha menos agua que una begonia o una calatea, que son mucho más sensibles a la sequía.
Segundo, el entorno en el que se encuentran. Las plantas de exterior, al estar expuestas al sol, al viento y al aire libre, tienden a necesitar riegos más frecuentes que las de interior. Lo mismo ocurre con el tipo de suelo: los sustratos arcillosos retienen más agua que los arenosos, por lo que deberías adaptar la frecuencia de riego dependiendo de cómo se seque la tierra.
Y por supuesto, el clima local influye notablemente. No es lo mismo tener plantas en una terraza de la ciudad de Sevilla que en un piso interior ubicado en A Coruña. En zonas muy calurosas y secas, el suelo suele secarse mucho más rápido, aunque aconsejamos tocar el sustrato, hundiendo un poco un dedo para comprobar si lo notamos húmedo. Si todavía está húmedo, puede esperar unos días más.
Como regla general, recomendamos regar un par de veces por semana, siempre y cuando el sustrato esté casi seco. Recuerda que el exceso de agua puede ser tan perjudicial como la falta de ella, ya que puede asfixiar las raíces hasta pudrirlas e incluso favorecer la aparición de hongos.
¿Cuándo regar las plantas en verano?

Aquí entramos en una cuestión crucial: el momento del día importa —y mucho— en la supervivencia y en el desarrollo de nuestras plantas de interior y exterior. Si te preguntas a qué hora es mejor regar las plantas en verano, lo ideal es hacerlo a primera hora de la mañana, entre las 5:00 y las 7:00, justo antes de que amanezca y el sol empiece a calentar con fuerza.
¿Por qué? Como la tierra está fresca, la planta puede absorber mejor el agua y minimizamos la evaporación. Además, si por alguna razón las hojas se mojan durante el riego, tendrán tiempo de secarse a lo largo del día, lo que reduce el riesgo de aparición de hongos y enfermedades relacionadas con el exceso de humedad.
Si no puedes regar por la mañana, el atardecer es una buena segunda opción, una vez que el sol se encuentre bajo y las temperaturas empiecen a bajar, pero con cuidado de no mojar las hojas. Eso sí, te aconsejamos evitar regar en las horas centrales del día, ya que en ese momento el agua se evapora casi de inmediato y los beneficios del riego para las plantas serán mínimos, ya que no tendrán tiempo para absorber la humedad. Esto es de vital importancia si tus plantas están en terrazas o jardines expuestos directamente a la luz del sol.
¿Cómo regar las plantas en verano?
Ahora bien, una vez hemos decidido cuándo regar las plantas en verano, la siguiente pregunta que deberíamos abordar sería “¿cómo regar las plantas en verano para que el agua realmente les beneficie?” Aquí te vamos a dar un consejo básico pero crucial: mejor regar menos veces, pero de manera más abundante. En otras palabras, no te limites a mojar ligeramente la superficie del sustrato tres veces por semana. El objetivo es que el agua penetre hasta las raíces, que es donde la planta realmente la necesita.
Para conseguirlo, te aconsejamos regar directamente sobre el sustrato, evitando siempre mojar las hojas, y esperar a que el agua se seque casi por completo antes de volver a regar. Si utilizas macetas con plato, debes asegurarte de retirar el agua sobrante unos minutos después del riego para evitar encharcamientos y que sus raíces sufran.
Además, si tienes plantas sensibles a la humedad en las hojas, como los geranios o muchas variedades de orquídeas, resulta fundamental evitar que se mojen, ya que eso podría favorecer la aparición de enfermedades fúngicas como la temida botrytis cinerea, un hongo muy tóxico capaz de terminar con multitud de plantas y cultivos en poco tiempo.
Otra técnica interesante para regar las plantas en verano es el riego por inmersión, ideal para plantas en macetas pequeñas o con sustrato muy seco, que ya no absorbe bien el agua. Este método consiste en sumergir la maceta —sin que el agua supere el borde de la misma— durante unos minutos hasta que el sustrato se rehidrate por completo.
Cuidados extra para tus plantas en verano

Además de saber cuántas veces hay que regar las plantas en verano, es recomendable prestar atención a otros factores que, si bien no siempre los solemos tener en cuenta, pueden marcar una importante diferencia entre una planta sana y otra que sufre durante esta estación.
La ubicación es un aspecto que no podemos obviar, por lo que te aconsejamos reubicar las plantas más delicadas a lugares donde no reciban la exposición directa de los rayos del sol en las horas más intensas del día, ya que el sustrato se puede secar en exceso y las hojas se pueden dañar. A esto le podemos sumar la posibilidad de apostar por opciones de sombra temporal. Es decir, si tienes las plantas ubicadas en una terraza o balcón, puedes usar toldos o mallas de sombreo para protegerlas de la incidencia directa de la radiación solar.
Por supuesto, debes vigilar tus plantas constantemente, ya que, en verano, las plantas pueden empezar a sufrir de un día para otro. Te aconsejamos observar las hojas, el color del sustrato y cualquier señal de estrés como, por ejemplo, hojas caídas o puntas secas, ya que suele ser una señal de que les falta riego.
Asimismo, deberías utilizar el fertilizante con precaución: no fertilices en los días más calurosos, ya que esto podría terminar estresando y quemando las raíces debido a sus componentes. Te recomendamos hacerlo, preferiblemente, por la tarde-noche o antes del amanecer, y siempre siguiendo las recomendaciones del fabricante.
Cuidar de las plantas también es dedicarte tiempo de calidad a ti mismo
En FloristeríaMorris, sabemos que regar plantas en verano puede parecer una tarea bastante compleja, pero también es una oportunidad maravillosa para conectar con la naturaleza desde casa y dedicar unos minutos al día a olvidar el estrés mientras cuidas tus plantas y consigues detectar cuáles son sus necesidades.
Solo debes prestar atención, adaptar tus cuidados a las necesidades de cada especie vegetal y disfrutar del proceso. Al fin y al cabo, cuando las cuidamos bien, las plantas son muy agradecidas y empiezan a crecer, produciendo hojas más grandes y más vistosas.
Si todavía te preguntas cómo deberías regar las plantas en verano o necesitas ayuda con una especie concreta, no dudes en acudir a nuestra tienda o ponerte en contacto con nosotros a través de nuestra página web. ¡Estaremos encantados de ayudarte los 365 días del año, incluso los domingos, estés donde estés!