Cuando nos dedicamos al cuidado de las plantas de interior o de exterior que tenemos en nuestra casa, terraza, balcón, jardín, o en nuestro huerto, uno de los aspectos más importantes que debemos tener en cuenta son los nutrientes que le proporcionamos al terreno en el que estas crecen. De hecho, por así decirlo, estos son los alimentos que estas aprovechan para desarrollarse y completar su ciclo vital, lo que se completa con el hecho de realizar la fotosíntesis para producir su propio alimento, por descontado.

En este sentido, debemos anotar que los fertilizantes juegan un papel fundamental en el desarrollo de los vegetales, ya que aseguran que nuestras flores y plantas disfruten de los nutrientes necesarios para desarrollarse y crecer de la mejor forma posible.

Por este motivo, en este artículo, nos vamos a centrar en explicar qué son los fertilizantes, los diferentes tipos que puedes encontrar en el mercado y cuándo deberías utilizarlos. Además, también anotaremos la diferencia que existe entre estos y los abonos. Sigue leyendo si quieres disfrutar de unas plantas fuertes y resistentes y unas flores abundantes, grandes y vistosas en tu hogar o jardín.

¿Qué son los fertilizantes?

Si te preguntas qué son los fertilizantes, en rasgos generales, podemos decir que se trata de sustancias o mezclas que proporcionan a las plantas los nutrientes que necesitan, estimulando, así, su crecimiento y fortaleciendo su estado de salud. Gracias a los fertilizantes, por lo tanto, podemos obtener plantas más fuertes y resistentes que gozan de un mejor estado de salud, previniendo enfermedades por falta de nutrientes.

Por supuesto, gracias al uso de fertilizantes las plantas que se utilizan para elaborar arreglos y ramos de flores pueden florecer de una manera mucho más espectacular, así como las especies frutales pueden producir mejores frutos, siempre y cuando se reúnan las condiciones adecuadas de humedad, temperatura y exposición a la luz solar.

Entre los nutrientes principales que podemos encontrar en los fertilizantes, podemos nombrar el nitrógeno, el fósforo, o potasio, entre otros elementos necesarios para el desarrollo de la mayoría de los tipos de plantas. Adelantando lo que vamos a ver más adelante, los fertilizantes pueden ser de origen orgánico o químico, y, si los aplicas correctamente, podrás garantizar que tus plantas dispongan de los nutrientes necesarios para desarrollarse y completar su ciclo vital, además de mostrarse más bonitas y florecer con mucha más energía tanto en primavera como en otras épocas de floración, dependiendo de las especies de plantas que tengas en tu hogar o jardín.

¿Qué tipos de fertilizantes existen?

En la actualidad, puedes encontrar una gran variedad de tipos de fertilizantes en el mercado. Conviene diferenciarlos, ya que cada uno tiene unas características determinadas y proporciona unos beneficios y unos nutrientes específicos al suelo en el que crecen nuestras plantas. Por ello, dependiendo de las condiciones del suelo o los requerimientos de cada planta, deberías utilizar unos u otros. Así pues, según su naturaleza o composición, podemos encontrar los siguientes tipos de fertilizantes.

Los fertilizantes orgánicos: absorción lenta, pero sostenible

En primer lugar, tenemos los fertilizantes orgánicos, que, como su propio nombre indica, están compuestos por materia orgánica, es decir, por desechos de origen animal o vegetal. Dentro de los fertilizantes orgánicos, hay distintos tipos, como el estiércol, el compost, el guano o restos de vegetales (frutos, hojas, ramas, etc.). Como ventaja, podemos decir que son una opción excelente para mejorar el estado del suelo, favorecer la retención de agua y de nutrientes, por lo que se suelen utilizar mucho en la agricultura ecológica.

Sin embargo, estos tienen la desventaja de contar con nutrientes poco solubles, por lo que las plantas tardan un poco más en absorberlos. No obstante, proporcionan estos nutrientes de manera gradual y estas lo absorben a lo largo del tiempo, ya que el suelo queda bien nutrido. Por ello, podemos decir que los fertilizantes orgánicos son respetuosos con el medio ambiente y contribuyen a la fertilidad del suelo a largo plazo, siendo perfectos para utilizarlos en la agricultura ecológica, como ya hemos dicho anteriormente.

Los fertilizantes químicos: absorción rápida con riesgo de contaminación de los ecosistemas.

En segundo lugar, a diferencia de los anteriores los distintos tipos de fertilizantes químicos están compuestos por nutrientes sintéticos, generalmente en forma de sales minerales que mejoran la fertilidad y la capacidad de producción del suelo, aportando nutrientes como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, entre otros.

Estos tipos de fertilizantes químicos se caracterizan por ser altamente concentrados para nutrir el suelo de una manera rápida, lo que los convierte en una opción eficaz para corregir rápidamente cualquier deficiencia nutricional específica que puedan tener las plantas.

No obstante, como hemos anotado, su uso excesivo puede afectar la salud del suelo a largo plazo e incluso puede suponer un peligro para los ecosistemas, ya que puede degradar el suelo y contaminar las aguas subterráneas. Por este motivo, se deben utilizar estos tipos de fertilizantes únicamente en aquellos casos en los que sea estrictamente necesario y, no se suelen utilizar en la agricultura ecológica.

Biofertilizantes: garantía de un terreno sano y repleto de nutrientes

Los biofertilizantes son varios tipos de fertilizantes que contienen microorganismos vivos que son beneficiosos para el suelo y las plantas. Estos microorganismos, entre los que podemos encontrar bacterias, hongos y algas, ayudan a mejorar la salud del terreno, promoviendo la descomposición de materia orgánica e incorporando los nutrientes necesarios que las plantas necesitan para crecer y desarrollarse correctamente.

Los biofertilizantes son, al igual que los orgánicos, una alternativa ecológica y sostenible a los fertilizantes químicos, ya que, como hemos comentado, mejoran el estado de salud del suelo y evitando la degradación del mismo sin peligro de contaminar las aguas subterráneas. Por este motivo, se suelen utilizar en la agricultura ecológica sostenible. Ahora bien, dependiendo del modo de aplicación también podemos encontrar distintos tipos de fertilizantes, como los foliares, los radiculares o los de fertiirrigación.

Los fertilizantes radiculares

Los fertilizantes radiculares son un tipo de fertilizantes que se aplican directamente en la zona de las raíces de las plantas para proporcionarles de manera específica los nutrientes que estas necesitan. Al encontrarse cerca de las raíces, estos fertilizantes suelen ser de absorción rápida, asegurando una nutrición rápida, eficiente y, por supuesto, un crecimiento saludable. Suelen utilizarse para resolver carencias de nutrientes puntuales en el suelo, devolviendo a las plantas la energía que necesitan para desarrollarse correctamente.

Los fertilizantes foliares

Los fertilizantes foliares son otros tipos de fertilizantes que se aplican pulverizándolos directamente sobre las hojas de las plantas, por lo que se encuentran en estado líquido. Cuentan con nutrientes solubles que las hojas pueden absorber fácilmente y transportar rápidamente al resto de la planta. Por lo tanto, es una forma eficaz de suministrar nutrientes esenciales directamente a las partes verdes de la planta, ayudando a corregir deficiencias nutricionales cuando se necesitan soluciones urgentes a problemas nutricionales.

La fertiirrigación

La fertiirrigación es un método de riego que combina la aplicación de agua mezclada con fertilizantes directamente a las raíces de las plantas. Este sistema se puede utilizar junto con un sistema de riego por goteo o con aspersores para proporcionar al suelo y a las plantas los nutrientes que necesitan. Gracias a la fertiirrigación puedes optimizar la absorción de nutrientes por parte de las plantas y reducir el desperdicio de agua y de fertilizantes, siendo una de las técnicas más eficientes y económicas que se suelen utilizar en la actualidad en el campo de la agricultura.

¿Cuál es la diferencia entre abonos y fertilizantes?

Hemos notado que a menudo se suelen confundir los términos “abonos” y “fertilizantes”, e incluso que hay personas que los utilizan a la ligera como si se tratara de sinónimos. Sin embargo, aunque pueden tener ciertas similitudes, en cuanto a su objetivo final, sí existen algunas diferencias que conviene tener en cuenta.

¿Qué son los abonos?

En primer lugar, debemos anotar que los abonos están compuestos con materiales orgánicos, tales como el estiércol, el compost o ciertos residuos vegetales. Estos se suelen utilizar para mejorar el estado de salud del suelo y aumentar su fertilidad a largo plazo, evitando su degradación. La descomposición gradual de los abonos permite liberar nutrientes de manera constante en el suelo, lo que resulta beneficioso a largo plazo tanto para las plantas como para el terreno en sí.

¿Qué son los fertilizantes?

En segundo y último lugar, los fertilizantes son productos que contienen nutrientes necesarios para el crecimiento rápido y eficiente de las plantas. Por ello, todos los tipos de fertilizantes están diseñados para proporcionar a las plantas los nutrientes que necesitan de una manera rápida y concentrada.

Pueden ser de tipo orgánico o químico y se suelen emplear para corregir deficiencias nutricionales puntuales en el suelo o estimular el crecimiento vegetal de manera inmediata en caso de emergencia. Sin embargo, su uso intensivo, puede degradar la salud del suelo.

En resumen, podemos decir que los fertilizantes son productos fundamentales en el cuidado de nuestras plantas, tanto en nuestro hogar como en el terreno de la agricultura, ya que proporcionan los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo de las plantas.

Con independencia de que sean orgánicos, químicos o bio fertilizantes, así como radiculares o foliares, entre otros, cada tipo de fertilizante puede ser una opción perfecta para el cuidado de nuestro jardín o de nuestro huerto. Por lo tanto, consideramos que es importante que conozcas cuáles son las necesidades de tus plantas y que elijas el fertilizante adecuado para garantizar su salud y vitalidad a largo plazo.