Estamos seguros que, a lo largo de tus años de educación has estudiado, en más de una ocasión, las partes de una flor. Sin embargo, también es cierto que, a no ser que te especialices en biología vegetal, es probable que no llegues a estudiar todos los elementos que forman la parte más vistosa y llamativa de muchas especies vegetales.

De la misma manera, después de estar unos años sin volver a detenerse a estudiar el fascinante mundo de los vegetales, es probable que olvides gran parte de lo que habías aprendido y tengas que volver a aprenderlo de nuevo.

Por ello, en este artículo vamos a tratar de explicarte cuáles son las partes principales de una flor. Es decir, vamos a ver qué elementos la conforman y cómo es la anatomía que la compone. Por supuesto, también te vamos a explicar las funciones de cada una de las partes de la flor. Continúa leyendo si quieres obtener más información al respecto.

¿Qué es una flor?

Una flor, por lo tanto, es un tallo que crece de una manera más limitada que el resto de la planta. En su extremo superior, desarrolla un grupo de hojas diferentes a las que crecen en el resto de la planta. Estas, generalmente, tienen una coloración distinta y se relacionan directamente con la función reproductora de la misma.

Aclaramos que estas hojas son los pétalos y los sépalos, que se especializan en tareas distintas. Es decir, algunos se encargan de formar gametos, de dispersar los frutos y las semillas, mientras que otros se encargan, por ejemplo, de la polinización. Los insectos son los agentes encargados de polinizar y procurar, así, la supervivencia de las propias plantas.

Por esta razón las flores han desarrollado, a lo largo de los miles y millones de años de evolución, colores fuertes y llamativos para resultar atractivas a los insectos y que estos puedan polinizar y garantizar su reproducción. Ahora que sabes qué es una flor, podemos a pasar a conocer su anatomía.

¿Cuáles son las partes de una flor?

Como acabamos de nombrar, la función principal de las flores tiene que ver con la reproducción de la especie y con la supervivencia de la misma. Sólo las plantas más evolucionadas del reino vegetal desarrollan flores con esta finalidad.

Ahora bien, las flores tienen partes bien diferenciadas en su estructura, que, a su vez, tienen una función concreta. A grandes rasgos, estas partes diferenciadas son las siguientes: los sépalos (el cáliz), los pétalos, el estambre o androceo y el pistilo o gineceo. De esta manera, para conocer en profundidad qué es una flor, debemos prestar atención a cada uno de sus elementos principales.

Los sépalos (el cáliz de la flor)

Los sépalos no son otra cosa que hojas modificadas que cumplen la función de rodear y proteger el resto de los componentes de una flor mientras se encuentran en proceso de desarrollo. Una vez la flor madura, los sépalos se encuentran en la parte inferior de la misma.

Estas hojas modificadas suelen ser más gruesas que las del resto de la planta, presentan un color verde intenso y tienen una textura cerosa. En ocasiones, pueden presentar otros colores y parecerse más a los pétalos, por lo que, en estos casos, reciben el nombre de “petaloides”. Del mismo modo, pueden presentarse separados o fusionados.

Hemos dicho que los sépalos se encargan de proteger el capullo de las flores mientras se encuentran en proceso de desarrollo. Es decir, estas partes de la flor protegen sus elementos internos del ataque de agentes externos y de las agresiones climáticas.

Por ejemplo, las defiende de las quemaduras de la luz directa del sol, del ataque de bacterias, insectos y hongos. Además, también cumplen la función de mantener la humedad del interior del capullo hasta que termina de madurar la flor.

Los pétalos (la corola)

Los pétalos suelen conformar la parte más llamativa y visible de las flores gracias a su colorido. Todos los pétalos juntos forman la corola de la flor. Su función principal es atraer a los insectos polinizadores adecuados para cada una de ellas para garantizar la polinización de la misma. Para lograrlo, estas plantas han desarrollado distintas estrategias.

Por ejemplo, algunas flores abren sus pétalos durante la noche y, en cambio, otras lo hacen a plena luz del día. Además, desprenden aromas dulces y característicos para atraer a los insectos adecuados.

En cuanto a los pétalos de la corola, en su mayoría, tienen la característica de ser finos y planos. Además, o bien suelen presentar pétalos más grandes y fusionados (Gamopétalo) o bien más pequeños y separados (Dialipétalo). Obviamente, lo que más llama la atención de esta parte de la flor son los vivos colores que poseen, precisamente, para atraer a los insectos polinizadores.

Sin embargo, también hay que decir que no todas las flores tienen pétalos, ya que no los necesitan. Es decir, algunas especies no necesitan necesariamente atraer la atención de insectos polinizadores, sino que se pueden reproducir, simplemente, con la ayuda del viento.

Ahora bien, antes de pasar a los siguientes apartados, debemos comentar que las flores pueden contener órganos masculinos y femeninos. Incluso, algunas plantas pueden producir flores femeninas y masculinas, como es el caso de especies vegetales como la familia de las cucurbitáceas. Entre ellas, podemos citar el melón, la sandía, los pepinos y las calabazas.

Los estambres (o androceo de la flor)

Los estambres forman, en su conjunto, el androceo de la flor. Dicho con otras palabras, forman el órgano reproductor masculino de la misma. Se reconocen fácilmente por estar formados por un filamento que crece desde la propia corola de pétalos y, en su parte superior, forman una estructura llamada antera, que contiene, a su vez, unas microsporas que dan lugar al polen.

El polen es el encargado de la fecundación de las células reproductoras femeninas de las flores. De hecho, la gran mayoría de las flores se encargan de que los insectos recogen el polen para, así, completar la polinización. Sin embargo, algunas especies no necesitan de estos insectos para reproducirse, ya que la polinización se completa gracias a la ayuda del viento. Por ejemplo, esto ocurre en especies vegetales tales como el maíz o el trigo.

Pistilo (o gineceo de la flor)

En este caso estamos hablando del gineceo, que no es otra cosa que el órgano reproductor femenino de las flores. Este se encuentra en el centro de la propia flor y suele estar formado por tres elementos principales: el estigma, el estilo y el ovario.

El estigma es la parte encargada de captar los granos de polen. El estilo es la estructura encargada de mantener el estigma a la altura suficiente para facilitar la polinización por parte de los insectos. El ovario de la flor es el elemento en el que se producen y desarrollan las megasporas. Este contiene en su interior un elemento llamado placenta, que es donde podemos encontrar los óvulos, que se fecundan cuando entran granos de polen en el interior del ovario.

En definitiva, estas son las partes de una flor que forman su estructura principal. Como ves, sus funciones principales están preparadas para facilitar la polinización, por lo que son las encargadas de garantizar la reproducción y la continuidad de estas especies vegetales. Esperamos que este artículo haya resultado interesante e instructivo y que haya servido para aprender cosas nuevas o recordar conceptos que creías olvidados.